La canción es como un milagro. No solo porque fue un éxito salsero de los años 90, que incluso logró una reseña en la lista Billboard. No solo porque con ella y con un montón de detalles Héctor Fabio Arismendy, su padre, enamoró a su madre, María Consuelo Mesa.
Setenta veces siete. Está escrito en la Biblia, en Mateo 18, 22. Allí, Pedro le pregunta a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?
-¡Cómo se le ocurre que usted va a ser policía! ¡Qué la van a recibir allá, no ve que usted es mujer! ¡No tenemos plata para pagarle una carrera. Búsquese un trabajo más sencillo o váyase a otro país, a España; allá se está yendo mucha gente, usted puede irse a trabajar a ese país!
¿Quién soy yo? Van a tratar de pensar en una palabra que represente esa frase. Si digo que soy principalmente alegre voy a adquirir una posición corporal que represente la alegría y voy a empezar a mover mi cuerpo según lo que la melodía me transmita.
En sus historias, en sus voces, está la historia misma del Distrito de Aguablanca. De esos esfuerzos por colonizar un pedazo de tierra para su familia.
Cristina Quintero y Ángela Tovar están unidas por algo más fuerte que un lazo de consanguinidad; están unidas por un oficio que las tiene reconstruyendo lo que es tan difícil de reconstruir: el espíritu.
Secuestrada. Abusada sexualmente. Amenazada de muerte. Desplazada… Sobreviviente. Valiente. Madre. Voluntaria. Ayudante de otras víctimas.