Alberto Quintero Herrera (1952-2007)
Quería llegar lejos en la política, vocación que dejó ver desde muy niño. Ejerció distintos roles públicos además del de diputado, entre ellos, fue concejal y alcalde de Cartago. Se preocupó siempre por lograr cercanía con las comunidades y por desarrollar un ejercicio público con vocación social.
Siendo alcalde, planteó la democratización de los servicios públicos, la realización de un ambicioso programa de vivienda y la puesta en funcionamiento de centros de salud e instituciones de educación.
La política, sin embargo, no lo alejaba de la devoción que tenía por su familia (padres, hermanos y sobrinos) a la cual dedicaba siempre tiempo y apoyo. Como legado de su ejercicio político se mantienen sus ideas a través del movimiento Albertistas en Acción.
Tuvo una experiencia de transformación personal definitiva luego de asumir el programa de Alcohólicos Anónimos, AA. De joven estuvo en el seminario y aún en la política mantuvo una religiosidad viva y permanente.
Mi hermano siempre repetía: “que la Virgen santísima nos cubra con su santo manto”. Tomaba como suyas esas palabras de la Biblia que decían: “lo que haga tu mano derecha que no lo sepa la izquierda” y aquello de “hacer el bien sin mirar a quien”. Cuando lo criticaban decía: “nadie tira piedras a un árbol que no da frutos”. Él nos enseñó que había que bendecir a todas las personas: “bendiga a la gente, aunque hablen mal de usted, bendígala siempre”, nos repetía. Sus preferidos eran los Salmos 91 y 26.
Luz Ayda Quintero, hermana.